Arte periférico e imaginación

Arte periférico e imaginación

El arte emergente del Sur Global se sitúa en el corazón de las asimetrías que limitan nuestras vidas. En estos lugares, alejados de los centros de poder, la imaginación se convierte en una herramienta poderosa. Aquí, los artistas crean cortes distópicos que reflejan crisis y ansiedades, transformando la realidad en algo nuevo y significativo.

Estas zonas intersticiales son como bordes vibrantes, donde la humedad tropical diluye los discursos dominantes. En estos espacios, se reconfiguran las posibilidades de expresión y creatividad. Las periferias de las sociedades de consumo se llenan de voces diversas: migrantes, sujetos laterales y aquellos cuyas vidas dependen de estrategias precarias. En contextos poscoloniales, muchas personas quedan relegadas en la distribución de recursos, pero el arte emerge como un faro de expectativas.

En estos espacios fronterizos, la creación permite que surjan subjetividades desconocidas y paisajes alternativos. Cada obra actúa como un hilo que teje la historia colectiva, sumergiéndose en las capas del pasado y dándoles nueva vida. La estética en estos momentos descentrados recupera el cuerpo desnudo de las lógicas simbólicas que buscan controlar y limitar.

Los gestos creativos resuenan con expectativas rotas. Interrumpen la monotonía de la realidad y permiten que el libre vuelo personal se exprese en medio de la subalternización y las rutinas excluyentes. A través del arte, se activan memorias olvidadas que desbordan normativas rígidas, extendiendo lo familiar hacia horizontes insospechados.

Movilizar esta energía silenciada permite reciclar utopías perdidas. El color regresa a las paletas olvidadas; el cuerpo encuentra su lugar en una superficie que lo sostiene. Al participar en la creación del significado de lo que vemos, los artistas nos brindan un espacio para la autocreación frente a experiencias fragmentadas.

En estos lugares del Sur el arte no solo desafía las narrativas hegemónicas; también actúa como un espejo que refleja nuestras luchas cotidianas y sueños compartidos. Cada obra es un acto de resistencia, una declaración que busca reconfigurar el paisaje cultural desde sus raíces más profundas.

Así, la creatividad se convierte en un vehículo para la transformación social. Cada trazo es una reclamación del espacio perdido, una invitación a repensar nuestras realidades compartidas. En ese viaje colectivo hacia lo desconocido, cada artista se transforma en un cartógrafo de nuevas posibilidades, trazando mapas que desafían las limitaciones del pasado. El trabajo del arte es más que una manifestación estética, es una celebración de la diversidad y una invitación a imaginar futuros posibles. Desde su experiencia encontramos un camino hacia la conexión y la esperanza.

Obra de Yoxi Velázquez: Escena #5. Paisaje 5. La nube, 2013